miércoles, marzo 24, 2010

miércoles


para empezar: no moriremos de poesía
nadie tiene la palabra aunque hablen
o todos la tienen aunque callen
poetas de su tiempo llegan a destiempo
me voy con los que parten y no regreso
anuncio a los que nada anuncian
el ojo del poeta se adueña del mundo
que reaparece
condenados a la realidad por la realidad
que inventamos
(realidad, realidad, no me abandones)


Guillermo Sucre


martes

lunes

A veces, en días de luz perfecta y exacta,
en que la cosas tienen toda la realidad que pueden tener,
me pregunto a mí mismo sin apuro
por qué sigo atribuyendo
belleza a las cosas.


Una flor, ¿tiene acaso belleza?
¿Acaso tiene belleza un fruto?
No: tienen color y forma
y existencia, nada más.
Belleza es el nombre de algo que no existe.
Que yo doy a las cosas a cambio del agrado que me producen.
No significa nada.
¿Entonces por qué digo de las cosas que son bellas?
Sí, incluso hasta mí,que vivo sólo porque vivo,
llegan invisibles las mentiras de los hombres
ante las cosas,
ante las cosas que simplemente existen.


¡Qué difícil es ser uno mismo y no ver sino lo visible!



Fernando Pessoa en Cantos de Hospicio

domingo

sábado

viernes, marzo 19, 2010

viernes!


El infierno de los vivos no es algo que será; es aquel que existe ya aquí,  el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. 
Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera esfácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más.
La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos; buscar y saber reconocer quién o qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y  darle espacio.

Las ciudades invisibles,
Italo Calvino

jueves

miércoles

¿Cómo escribir ahora poesía,
por qué no callarnos definitivamente
y dedicarnos a cosas mucho más útiles?
¿Para qué aumentar las dudas,
revivir antiguos conflictos,
imprevistas ternuras;
ese poco de ruido
añadido a un mundo
que lo sobrepasa y anula?
¿Se aclara algo con semejante ovillo?
Nadie la necesita.
Residuo de viejas glorias,
¿a quién acompaña, qué heridas cura?

Juan Gustavo Cobo Borda

martes

lunes

viernes, marzo 12, 2010

viernes

jueves

Ahí no cabe medir por el tiempo. Un año no tiene valor y diez años nada son. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, mas permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. A pesar de todo, el verano llega. 


Cartas...

miércoles, marzo 10, 2010

miércoles

martes


Hoy empecé a estudiar Pastelería!!!
Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.


Cartas a un joven poeta

lunes

domingo

sábado, marzo 06, 2010

sábado

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. 


Cartas a un joven poeta
Rainer María Rilke

jueves, marzo 04, 2010

Muestra

jueves

Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca oyó palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura.


Cartas a un joven poeta

miércoles