Me gusta descubrir
lo que no se ve
a simple vista, pero
está
dentro de algo de otra
naturaleza,
en reposo, escindido.
Las plumas de vidrio,
ocultas
en la pulpa blanca:
espinas de calamar
que arranco y dejo en
el colador
cuchillada a
cuchillada—
afiladas por la
velocidad como para traspasar
el corazón, pero
frágiles, la materia
desmintiendo el
diseño. O una fruta, el mamey,
envueltos en áspera
piel marrón, la carne
rosa-ámbar, y el
carozo:
el carozo una gema de
madera, tallado y
pulido, de color nuez,
con la forma
de una castaña de
Pará, pero grande,
tan grande como para
llenar
la palma hambrienta de
una mano.
Me gusta el tallo
jugoso que crece
rodeado por la hoja
más basta,
y el resplandor
amarillo-manteca
de la copa estrecha
donde la campanilla
se abre fría y azul en una mañana calurosa.Denise Levertov
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