sábado, diciembre 31, 2016





"querría
un consuelo
una tregua
una brisa fresca
sobre la sangre
un jazmín
un panadero
una rendija con luz
una hojita verde."


Mónica Rosenblum


miércoles, diciembre 21, 2016

Placeres





Me gusta descubrir
lo que no se ve
a simple vista, pero está

dentro de algo de otra naturaleza,
en reposo, escindido.
Las plumas de vidrio, ocultas

en la pulpa blanca: espinas de calamar
que arranco y dejo en el colador
cuchillada a cuchillada—

afiladas por la velocidad como para traspasar
el corazón, pero frágiles, la materia
desmintiendo el diseño. O una fruta, el mamey,

envueltos en áspera piel marrón, la carne
rosa-ámbar, y el carozo:
el carozo una gema de madera, tallado y

pulido, de color nuez, con la forma
de una castaña de Pará, pero grande,
tan grande como para llenar
la palma hambrienta de una mano.

Me gusta el tallo jugoso que crece
rodeado por la hoja más basta,
y el resplandor amarillo-manteca
de la copa estrecha donde la campanilla
se abre fría y azul en una mañana calurosa.

Denise Levertov

viernes, diciembre 16, 2016

Fui al río...
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!


Juan L. Ortíz

sábado, diciembre 10, 2016




Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso, de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: Las palabras que digo esconden otras. ¿Cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo



Clarice Lispector