Huellas del aroma
Mi rareza consiste,
larga e incauta,
en llevar al extremo del tacto
la palidez de tus besos
y ponerte en perfumes
como otros, en palabras:
Café, coñac, naranjas.
II.
Al despertar
él,
un picor de comino,
ojos de salvia lidiando con el sol,
voz áspera y curry, sobre el mediodía.
Una luz mandarina
para celebrar el aire.
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