La imagen obtenida en estas condiciones mínimas no es a priori mimética, no está hecha necesariamente a imagen (a semejanza) del objeto del cual constituye la huella. Por cierto, sucede que las fotos se asemejan a los objetos, a las personas, a las situaciones -es incluso el efecto general-, pero justamente este analogismo figurativo no es más que un efecto, no es indispensable, es el resultado de una cierta organización de los cristales de halogenuro de plata de la emulsión, que reaccionan al impacto de los rayos luminosos emitidos o reflejados por los objetos del mundo exterior (...). Son pues leyes físicas (las correspondientes a la proyección de rayos luminosos sobre una superficie fotosensible) las que determinan la relación entre los objetos de partida y sus efectos sobre el soporte fotográfico. Esta relación puede desembocar, al final, en la obtención de un efecto de representación mimética, pero ésta no está dada de entrada como tal. (...) Como afirma Max Kozloff, en Photography and Fascination: "teóricamente, se puede suponer que cierto número de fotografías no tienen otro objeto que captar la luz por si misma".
Philippe Dubois
El acto fotográfico
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