Vimos un cometa aparecer despacio en el atardecer de mendiolaza. Desde la ventana de la futura pieza de los anfitriones y de los huéspedes, pasándonos de una a la otra. Y vimos la puesta de Venus, y la puesta del cometa (su modo de irse dejando una estela), y el hundirse lento de la luna en la montaña (recién pasando de nueva, rebosante de deseos).
Y entre todo eso pensé que te gustaría estar ahí (asumo esas cosas, la felicidad de otros en la mía, la similitud de intereses), que faltabas porque encajarías perfecto, uno más del conjunto (nunca me había pasado, animarme a pensar eso).
Leí que a veces las personas con escasa habilidad para las relaciones personales imaginan conversaciones, la vida que quisieran tener con los otros. Y me sentí triste. (No estas ahí, y yo sigo estando igual de loca).
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