Me duele la cabeza de no hacer nada. El cuello, los ojos.
Voy a llorar un rato como si se calmara algo, como si la solución viniera con la sal en la comisura de los labios.
Dénme una pastilla que me duerma hasta marzo, o hasta que la vida tenga algún sentido (un trabajo que me guste, un modo de vivir, una decisión) y no sea sólo un seguir de vacíos que dibujo en el aire.
Voy a irme lejos de alguna forma en cuanto pueda, lejos lejos. Donde no hay casa, ni cama, ni gatos, ni plantas. Donde nadie me busca... aunque dé lo mismo porque acá tampoco me buscan.
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