Me dijeron que escriba, que hace bien, que engaña a la mente creyendo llegar a conclusiones. Pero no sé, tampoco sé eso como no sé nada de nada. Trato de arribar a alguna conclusión que me sea útil, un aprendizaje... tratar de ver en donde me equivoco y esas cosas, pero no sé si de verdad ayuda o me da el pie para pensar todo lo malo que se puede pensar de mí misma.
Vivir no es cosa fácil, pero es cuando uno logra olvidarse de eso que la pasa mejor. Tuve algunos momentos este año, supongo que por ahí se empieza y poco a poco podré acostumbrarme más a eso y no sentirme cupable o extraña en esa situación (como si las alegrías siguieran pasándole a los otros).
Sólo los que han pasado por una situación similar a la mía (algun gran cambio que sólo los afecta a ellos) pueden entender de que hablo cuando digo que me cambió todo el esquema en menos de una año, y que hace ya más de un año de eso y aún no me acostumbro. La gente me ve distinto, me habla distinto, se interesa... y eso para mí no es común, todavía no distingo niveles... me confundo.
Lo cierto es que todavía no me veo... y ciertas situaciones, el modo de hablarme de alguna gente (generalmente en los que más confío) a veces me devuelven a la de antes... siento como si no hubiera cambiado y nuevamente viviera las situaciones de toda mi vida, ese rechazo, esa distancia. Me pregunto si era el peso o era yo, si soy yo o son los otros... y el mundo se me da vuelta. Cuando le echás la culpa de todo a una cosa y esa cosa desaparece y ves que no todo es color de rosa como esperabas... es una secuencia de bajones y bajones.
Ciertas actitudes me hacen ser la de antes, la que está a la defensiva y hace como que nadie le importa y las puede todas (grandota y poderosa), pero me siento mal siendo esa, no quiero más esa persona en mí. Prefiero la del tono de voz suave y la caricia fácil, la que es frágil y no le importa, la que se deja sentir.
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