"El cambio de los calendarios puede ser de por sí un hecho muy significativo, especialmente en las personas que se rigen mucho por las normas; y ésta es la época del año en que los calendarios cambian, pero el que no cambió es uno […]
Quienes peor suelen sobrellevar este hecho serían quienes tienen "muchas expectativas sobre sí mismos", ya que en el balance del año nunca están satisfechos. […] (hay que) discriminar lo que sería una depresión, de lo que es sólo un sentimiento de tristeza por la proximidad del final y del vacío, y de la incertidumbre de no saber qué va a pasar el próximo año. En la tristeza hay algo concreto que falta: un ser querido, un amigo; mientras que en la depresión, al sujeto lo invade algo sin que sepa qué es."
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