"Si el exilio de lo Imaginario es la vía necesaria de la "curación" debemos convenir que aquí el progreso es triste. esta tristeza no es una melancolía - o al menos es una melancolía incompleta (de ningún modo clínica), puesto que no me acuso de nada y no estoy postrado. Mi tristeza pertenece a esa franja de la melancolía en que la pérdida del ser amado permanece abstracta. Carencia redoblada: no puedo siquiera investir mi desdicha, como el tiempo en que sufría por estar enamorado. En ese tiempo deseaba, soñaba, luchaba; un bien estaba ante mi, simplemente retardado, atravesado por contratiempos. Ahora ya no hay resonancias; todo es calmo, y es peor. Aunque justificado por una economía - la Imagen muere para que yo viva- , el duelo amoroso tiene siempre un remanente: una expresión regresa sin cesar: "¡Qué lástima!""
Ya acabaré el libro de Barthes y volverán mis palabras,un poco teñidas quizás. Ya tendré nuevos hechos por los que pensar...
Ahora me inunda un sentimiento como ese.
Antes existías, como un ser mundano que deseaba.
Ahora, sólo un eco, algo que suena por error un sábado a la tarde, un olor en los otros (nunca vos).
No me muero y quisiera morirme; sigo viva, me rio, tengo amigos, riego las plantas. Todo es hueco, en blanco y negro.
Falta la idea de que alguien me espera.
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