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…¿Y qué, preguntas, nos enseña la escritura?
Primero y principal, nos recuerda que estamos vivos y que eso es un obsequio y un privilegio, no un derecho. Que debemos merecer la vida una vez que nos han premiado con ella. La vida pide por recompensas de vuelta porque nos ha favorecido con animación.
Así que mientras nuestro arte no puede, como desearíamos que pudiera, salvarnos de guerras, privaciones, envidia, codicia, vejez, o muerte, nos puede revitalizar en medio de todas ellas.
Segundo, escribir es sobrevivencia. Cualquier arte,cualquier buen trabajo, por supuesto, es eso.
No escribir, para muchos de nosotros, es morir.
Debemos tomar las armas cada uno y todos los días, quizás sabiendo que la batalla no podrá ser ganada enteramente, pero pelear nosotros debemos, así sea sólo un gentil combate. El más pequeño esfuerzo por ganar significa, al final de cada día, una suerte de victoria. Recuerda al pianista quien dijo que si no practicaba cada día él sabría, si no practicaba por dos días, los críticos sabrían, y después de tres días, la audiencia lo sabría.
Una variación de esto es verdad para los escritores. No es que tu estilo, cualquiera que sea, se derretirá fuera de forma en esos pocos días.
Pero lo que podría pasar es que el mundo te alcance y trate de enfermarte. Si no escribes todos los días, los venenos se acumularán y comenzarás a morir, o actuar como loco o ambos.
Debes quedarte intoxicado en escritura de manera que la realidad no te destruya.
Ya que escribir permite justo las recetas apropiadas de verdad, vida, realidad que te son permitidas comer, beber, y digerir sin hiperventilar y caer como un pescado muerto en tu cama…
Prefacio. P. XIII