viernes, diciembre 19, 2008

Clarice Lispector

usted se niega o se negó siempre, en términos más o menos enérgicos, a asumir la posición de “mujer escritora”. ¿Por qué?

Siempre rechazo los llamados “medios intelectuales”. Tengo amigos escritores que en primera instancia son amigos y después escritores. Nunca me acerqué a nadie por el hecho de que, como yo, escribiese. Siento repulsión por el mundo superficial de los literatos, no me mezclo con ellos. Soy una persona amiga de otras personas. Y hay otra cosa que quiero decir: escribir es para mí cosa natural, aunque extremadamente angustiosa y difícil. Soy una mujer que escribe, porque para mí escribir es como respirar, necesario para sobrevivir. Tal vez por eso no me gusta hablar de mis libros. Lo que tengo que decir está en ellos, y fue tan difícil escribirlos...

Haciendo a un lado las corrientes literarias, ¿estaría usted de acuerdo, por lo que dice respecto a su obra, en reconocer que ella es, digamos, extraña?

No, no me parece extraño lo que escribo. Encuentro, eso sí, que es sorprendente. No entiendo cómo, con mi indomable impaciencia, con esta inquietud salvaje que tengo, puedo producir cuatrocientas páginas de prosa. El trabajo, para mí, está hecho de esperas. El trabajo mayor es esperar. Una persona acaba por aprender a vivir de sus esperas.


¿Es importante la literatura?

Sí. Pero no la literatura de los literatos, sino la de los que aman, la literatura de los apasionados. Yo soy una persona que ama. Los literatos visten frac y llevan chistera: son los otros, los no intelectuales, los que poseen la magia. Me considero una apasionada porque no sé escribir por obligación: solamente consigo escribir por inspiración. Odio la popularidad, el ego es pernicioso para los escritores.


El trabajo está hecho de esperas
Entrevista con Clarice Lispector
Eric Nepomuceno

Traducción de Manuel Núez Nava

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miércoles, diciembre 17, 2008